jueves 10 de octubre de 2024 - Edición Nº2136

Ciencia y Tecnología | 21 ago 2024

Adolecentes

La adicción al celular: cómo puede repercutir en la salud mental

La adicción a los celulares preocupa a estudiantes y docentes. Los teléfonos móviles no solo afectan el aprendizaje de los estudiantes, sino también su salud mental.


La adicción al celular en adolescentes está convirtiéndose en un problema de salud pública, con consecuencias alarmantes en su bienestar físico y mental. Estudios recientes revelan un aumento preocupante en los casos de insomnio, depresión y palpitaciones, vinculados al uso excesivo de dispositivos móviles. Este artículo explora las causas y consecuencias de esta adicción, así como las formas de reconectar con actividades que no involucren tecnología, abordando tanto los aspectos físicos como neuroquímicos.

El insomnio es uno de los efectos más comunes del uso excesivo de celulares. Según un estudio de la National Sleep Foundation, el 72% de los adolescentes lleva su teléfono a la cama, y más del 30% de ellos duerme menos de siete horas por noche, muy por debajo de las ocho a diez horas recomendadas. La luz azul emitida por las pantallas suprime la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño, haciendo que conciliar el sueño sea más difícil y menos reparador.

Este insomnio crónico no solo afecta el rendimiento escolar, sino que también tiene consecuencias a largo plazo en la salud mental y física, incluyendo un mayor riesgo de enfermedades como la diabetes y trastornos cardiovasculares.

El insomnio es uno de los efectos más comunes del uso excesivo de celulares. Foto: Shutterstock.

Palpitaciones: el estrés fisiológico de la adicción

Las palpitaciones, o latidos cardíacos irregulares, son otro síntoma físico de la adicción al celular. Este síntoma es una manifestación del estrés y la ansiedad, a menudo provocados por la constante necesidad de estar conectado y actualizado. Un estudio de la Universidad de Pittsburgh reveló que el 42% de los adolescentes experimentan síntomas de ansiedad cuando no pueden acceder a sus teléfonos.

La liberación continua de cortisol, la hormona del estrés, en respuesta a notificaciones y actualizaciones constantes, puede desencadenar palpitaciones y otros síntomas físicos de ansiedad. Esta sobreestimulación del sistema nervioso autónomo puede tener efectos a largo plazo en la salud cardiovascular.

La relación entre el uso excesivo del celular y la depresión está bien documentada. Un estudio publicado en JAMA Pediatrics encontró que los adolescentes que pasan más de tres horas al día en redes sociales tienen un 34% más de probabilidades de desarrollar síntomas depresivos. La comparación constante con los demás, la exposición a ciberacoso y la búsqueda de validación a través de "likes" pueden llevar a una baja autoestima y, en casos extremos, a la depresión.

Las palpitaciones, o latidos cardíacos irregulares, son otro síntoma físico de la adicción al celular. Foto: Shutterstock.

El uso del celular también interfiere con la capacidad de los adolescentes para desarrollar habilidades sociales y mantener relaciones interpersonales significativas, lo que puede contribuir aún más al aislamiento y la depresión.

Neurotransmisores y adicción: la dopamina y más allá

La adicción al celular está estrechamente relacionada con la liberación de neurotransmisores como la dopamina. Cada vez que recibimos una notificación, nuestro cerebro libera dopamina, el "químico de la recompensa", que nos hace sentir bien momentáneamente. Esta respuesta crea un ciclo de retroalimentación positiva, donde el cerebro busca constantemente más estimulación para obtener el mismo nivel de satisfacción, similar a cómo funcionan otras adicciones.

Además de la dopamina, otros neurotransmisores como la serotonina y el cortisol también juegan un papel importante. La disminución de la serotonina puede contribuir a la depresión, mientras que el aumento del cortisol puede desencadenar respuestas de estrés y ansiedad.

La adicción al celular está estrechamente relacionada con la liberación de neurotransmisores como la dopamina. Foto: MDZ

Reconectar con actividades fuera de la pantalla

Para romper el ciclo de adicción al celular, es crucial reconectar a los adolescentes con actividades que no involucren dispositivos electrónicos. Estas actividades no solo ayudan a disminuir el uso del celular, sino que también pueden estimular la producción de neurotransmisores de forma natural y saludable.

  • Deporte y ejercicio: la actividad física aumenta la liberación de endorfinas y serotonina, mejorando el estado de ánimo y reduciendo el estrés. El ejercicio también ayuda a regular el ciclo de sueño, combatiendo el insomnio.
  • Actividades creativas: pintar, escribir, tocar un instrumento o cualquier actividad que estimule la creatividad puede aumentar la dopamina de manera positiva y sin dependencia tecnológica.
  • Interacción social en persona: fomentar encuentros cara a cara, como salir con amigos o participar en grupos y clubs, fortalece los lazos sociales y ayuda a reducir el aislamiento que puede llevar a la depresión.
  • Mindfulness y meditación: estas prácticas han demostrado ser efectivas para reducir la ansiedad y el estrés, disminuyendo la producción de cortisol y mejorando el bienestar general.
Para romper el ciclo de adicción al celular, es crucial reconectar a los adolescentes con actividades que no involucren dispositivos electrónicos. Foto: MDZ

Conclusión

La adicción al celular en adolescentes no es un problema superficial, sino una preocupación seria que puede tener repercusiones duraderas en su salud física y mental. Abordar este problema requiere un enfoque multifacético que incluya la educación sobre el uso saludable de la tecnología, la promoción de actividades fuera de la pantalla, y el apoyo emocional y psicológico necesario para aquellos que ya están experimentando los efectos negativos de esta adicción. Reconectando a los adolescentes con el mundo real y fomentando un uso consciente de la tecnología, podemos ayudar a mitigar los estragos que la adicción al celular está causando en esta generación.

Verónica Dobronich
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