viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº1962

Info General | 10 jul 2020

Una familia de Chubut adoptó a un chico de Misiones y lo devolvieron al hogar

La adopción es una figura de protección para el niño, no es un derecho del adulto. Así lo establece el Código Civil y Comercial que rige en el país. Parece un concepto simple, pero muchas veces no está reflejado en la práctica, en la vida cotidiana.


Es el caso de un adolescente misionero que fue llevado a la provincia de Chubut por una familia, en el marco de una guarda con fines de adopción. Sin embargo, la historia no tuvo final feliz. No se concretó el vínculo con sus padres adoptivos y el chico, después de pasar por Jujuy, regresó a Misiones, donde nuevamente está en un hogar convivencial.

El muchacho de 15 años, del cual corresponde preservar su identidad, se encuentra en un hogar de Garupá y sufrió múltiples institucionalizaciones. El drama data de mucho tiempo atrás, desde hace al menos seis años, el chico está de hogar en hogar y no es la primera vez que fracasa la vinculación con aspirantes a la adopción.

El adolescente en cuestión ingresó por primera vez al hogar junto a su hermana, que a estas alturas es mayor de edad y ya no está con él. La muchacha egresó, tras cumplir los 18 años, sin nunca conocer el calor de una familia. La triste vivencia de estos hermanos ilustra los datos oficiales: en Misiones no hay familia o individuo que quiera adoptar a niños mayores de 10 años.

Las vinculaciones y guardas preadoptivas fallidas son más frecuentes de lo que se cree y se dan a lo ancho y a lo largo de la geografía argentina. En la Ciudad de Buenos Aires, por citar un ejemplo, el año pasado hubo 188 procesos de adopción, que involucraron a 272 chicos, y se produjeron once desvinculaciones. 

La historia del chico adoptado en Chubut y devuelto por sus padres adoptivos sale a la luz por el pedido de ayuda desesperado de una docente. Se trata de Dania Ríos, psicopedagoga, quien da clases - no presenciales en este momento de pandemia - en el Instituto Agropecuario de Garupá y ya finalizando el cuatrimestre se entera de que tiene un nuevo estudiante en sus filas.

“Fue impactante su historia; detrás de este chico en realidad está la historia de muchos. Fue adoptado por una familia en el Sur, esa familia lo devuelve, y él se traslada a Jujuy y de ahí vuelve a Misiones”, relata Dania.

“El chico está en primer año, es decir, todo el período que pasó y no estuvo escolarizado. Desde nuestro lugar de profesores tratamos de hacerle sentir importante, más aún en este contexto de aislamiento. En ese hogar convivencial viven catorce chicos que tienen entre 4 y 17 años y casi ninguno tiene familia que los visite y los acompañe”, señaló.

“Él tampoco tiene herramientas para trabajar los contenidos que estamos desarrollando en la materia y la comunicación que tengo es a través de alguna cuidadora del hogar que presta su teléfono para que podamos estar en contacto con las actividades”, se lamentó y justamente ante esa necesidad Ríos tomó la iniciativa de solicitar colaboración y arrancó una cruzada en las redes sociales. 

“Pensé en qué importante sería que sienta que alguien lo quiere y piensa en su bienestar, entonces juntar cosas para llevarle, como libros, golosinas, cosas en buen estado aunque fueran usadas”, deslizó. 


Estado de adoptabilidad

Para entender la complejidad del tema conviene repasar el proceso. Un niño institucionalizado es aquel que es retirado de su familia biológica como medida extraordinaria dispuesta por la Justicia, siendo la violencia o el abandono las causas principales. Tras la institucionalización, los organismos administrativos y judiciales encaran lo que se conoce como “revinculación familiar”, en lo posible con parientes cercanos al niño vulnerado. 

Y si todo eso fracasa, recién se procede a tramitar la adoptabilidad. La Justicia de Familia debe declarar el estado de adoptabilidad del chico para que se pueda iniciar el contacto y posterior trámite con una familia adoptiva.

 Mientras esto sucede, los niños viven en hogares convivenciales, incluso algunos pasan toda su vida allí. La provincia cuenta con 22 establecimientos de estas características, donde conviven unos 250 niños y adolescentes.

Uno de esos chicos es el protagonista de esta historia, el cual pese al rechazo, quiere armarse, ponerse de pie y salir adelante. 

Dania, describe su entusiasmo: “Nos dijo que tenía ganas de aprender, de estudiar, de cambiar su situación”. 

Aspirantes a la adopción

Hasta junio último, el Registro Único de Aspirantes a la Adopción en Misiones (Ruaam) tenía en su base de datos que 56 familias estaban disponibles a la espera de ser convocadas para una entrevista a efectos de una selección adoptiva. Un postulante puede ser llamado o convocado por un juez de una localidad diferente a la que vive o bien de otra provincia. Desde diciembre de 2019 hasta junio de 2020 se transitaron 23 procesos judiciales de vinculación adoptiva de niños, niñas y adolescentes, según datos del Ruaam. Las desvinculaciones no son, de acuerdo al marco legal de la Provincia (ley 1220), motivo para que los aspirantes a la adopción sean retirados del registro. De hecho, la sanción es sólo en los casos para apropiaciones irregulares. La franja etaria más difícil de lograr una vinculación adoptiva son los niños que comienzan a transitar la segunda infancia, a partir de los 7 años, y la adolescencia a partir de los 13.

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